Escríbeme sobre aquel sueño, amor,
donde rescatamos niños del lago,
y al borde, con un toque vago,
los vestimos en un nuevo color.
Dime cómo el agua callada
se apartaba en silencios hondos,
y con nuestras manos, tan juntos,
les dimos abrigo y morada.
Que en el reflejo de esos rostros
encontramos el eco suave
de quienes fuimos y seremos,
envueltos en un mundo amable,
como cuerpos renacidos,
cubiertos de paz, bendecidos.