Faro de luz en la oscuridad reinante,
Eres tú, mujer, la estrella que ilumina,
La fuerza que nos eleva, deslumbrante,
La esencia que en nosotros se avecina.
Eres la brisa suave que nos calma,
La lluvia que refresca el alma exhausta,
La voz que nos susurra, serena y calma,
Consuelo en la tormenta, fuerza robusta.
Guardiana del hogar, pilar inquebrantable,
Tejiendo con paciencia y sabiduría,
El manto de la vida, inconmensurable,
Que nos cobija con su gracia y valía.
¡Salve, mujer!, la joya más preciada,
Emblema de virtud, divina y amada.