Serenidad del alma
Sextina
Provenzal
Bajo la luna cae la luz serena,
reflejo de un susurro en la distancia,
un eco que en la noche se desliza,
como un río que nunca se detiene.
Allí, donde se esconden los misterios,
el alma busca siempre su horizonte.
Silencio envuelve el vasto horizonte,
la voz se pierde en calma tan serena,
resuena en cada sombra sus misterios,
el aire denso cruza la distancia,
y aunque el tiempo al recuerdo se detiene,
una promesa al viento se desliza.
Como un hilo invisible, se desliza,
y guía al corazón hacia el horizonte,
donde nada ni nadie lo detiene,
donde habita la esencia más serena,
un susurro de amor en la distancia,
un sueño hecho de eternos misterios.
Vive el poema en cada uno de estos misterios,
verso a verso, en silencio se desliza,
atravesando el aire y la distancia,
buscando siempre un nuevo horizonte,
donde la luz se encuentre más serena,
donde el dolor por fin se detiene.
Mas el tiempo jamás en verdad detiene
el paso del amor y sus misterios;
la vida danza en paz y nos serena,
mientras el sol entre sombras se desliza,
pintando a lo lejos un horizonte,
donde el eco del alma abre distancia.
Así el poema atraviesa la distancia,
y aunque el mundo en su canto lo detiene,
sigue su vuelo hacia el horizonte,
donde el amor cobija sus misterios,
y en cada verso libre se desliza,
el canto más profundo y más serena.
Serena en la distancia, sin misterios,
se desliza y no se detiene,
hacia el horizonte, donde el alma serena.
