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Elideth Abreu

Salvavidas sin orilla

 
No puedes ser faro
si titubeas con cada ola,
ni velar por los náufragos
si también te hundes en su sombra.
 
No puedes ser salvavidas en la playa
si llevas el mismo bronceado de abandono,
si tu silbato se confunde
con el canto hueco del viento.
 
Porque el que guarda la costa
ha de mirar con ojos despiertos,
no dejarse seducir por la marea
ni vestir la misma sal en la piel.
 
Ser salvavidas
es ser firme cuando todos flotan,
es tener la fuerza del que ya nadó
en aguas más hondas
y regresó con el corazón intacto.

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