En un vergel de sueños, la luz era victoria
sus brazos nos ceñían con júbilo y fervor.
Mas vino el tiempo oscuro, sembrando desamor
y holló la cruel marea la enjundia de la historia.
Los días se apagaron, calló la voz sonora
y en mármoles de olvido cayo nuestra pasión.
El eco de lo amado se hundió en la confusión
dejando en su lugar un silencio que devora.
La tierra yace muda, su llanto está escondido
mas bajo su penumbra palpita un resplandor.
Tal vez de lo caído renazca un gran vigor
y el sueño habrá de alzarse del polvo redimido.