Calavera literaria a la vida
En el pueblo de la luna,
donde el sol nunca se asoma,
la calaca se pasea,
con su risa que desploma.
“¡Ay, mortales, no teman!
Soy la sombra que se asoma,
con un sombrero elegante
y un vestido que me toma.”
Bailando entre flores muertas,
susurra cuentos de antaño,
de amores que se perdieron,
de un viejo y triste año.
Los niños en la plaza ríen,
las abuelas cuentan historias,
mientras la muerte sonríe
y guarda en su pecho memorias.
Así va la vida, amigos,
entre risas y recuerdos,
pues aunque la muerte aceche,
la vida siempre es un juego.
