Orar y Trabajar!
Arrodíllate a orar,
pide fuerza y esperanza,
y con fe en la balanza
tu camino has de trazar.
No temas nunca fallar,
pues Dios te va a guiar;
siempre debes confiar,
en su amor y en su luz,
que ilumina la cruz
y te enseña a caminar.
Levántate a trabajar,
con esfuerzo y alegría,
que el sudor de cada día
te permitirá avanzar.
No te dejes desanimar,
pues cada paso es un don,
y en cada acción, una lección,
que la vida te ofrece
y tu espíritu enriquece
con noble dedicación.
La oración es el inicio,
trabajar es la acción,
y en esta combinación
encontrarás tu servicio.
No hay mayor beneficio
que el de un alma entregada,
que a Dios está anclada
y al mundo le da su don,
con amor en el corazón
y una sonrisa sagrada.
Arrodíllate primero,
invocando con fervor,
y sentirás el calor
de un abrazo verdadero.
Luego, con paso ligero,
levántate a construir
un mundo sin sufrir,
donde reine la bondad,
la justicia y la verdad,
y el amor pueda surgir.
Oración y trabajo unidos,
son el eje de la vida,
dos formas de la salida
a los tiempos más perdidos.
En estos actos queridos,
hallarás la redención,
la paz y la bendición,
que Dios te quiere entregar
siempre al verte luchar
con sincera devoción.
