En la vastedad del mundo, a veces me siento pequeño,
Perdido en la duda, con el alma en desconsuelo.
Las pruebas me agobian, la incertidumbre me invade,
Y mi fe flaquea, como una vela que se apaga.
Fortalece mi fe, oh Señor, en la hora oscura,
Cuando las sombras se ciernen, y la esperanza se esfuma.
Dame la fuerza para creer, aún sin comprender,
Y confiar en tu amor, que todo puede vencer.
Como un árbol sin raíces, me tambaleo en la tormenta,
Buscando un punto de apoyo, una luz que me orienta.
Tu palabra es mi guía, tu promesa mi sostén,
Aférrate a mi alma, no me dejes caer.
En la quietud de la noche, escucho tu voz suave,
Susurrando palabras de aliento, que mi corazón conmueve.
Me recuerdas tu presencia, constante e infinita,
Y mi fe se reaviva, como una llama que palpita.
Fortalece mi fe, oh Señor, para amar sin medida,
Para perdonar sin rencor, y servir con alegría.
Para ser un reflejo de tu luz en el camino,
Y contagiar al mundo, con tu amor divino.
En tus manos me abandono, con humildad y gratitud,
Sabiendo que tú me guías, hacia la plenitud.
Fortalece mi fe, oh Señor, hazla firme e inquebrantable,
Para vivir en tu presencia, por siempre inagotable.