Nuevo Dia
Surge el río entre las piedras,
sin temer su cruel prisión,
desafiando la presión
con un vaivén que no arredra.
Brotan luces en la hiedra,
bailan sombras en la brisa,
y aunque el alba se desliza
sin promesa de bonanza,
en la grieta de la esperanza
siempre un nuevo día riza.
Canta el mirlo en la espesura,
sin saber de su destino,
pues el canto es su camino
aunque el viento lo clausura.
Mas regresa con ternura
su gorjeo a la arboleda,
y si el eco le conceda
un segundo de alegría,
su tonada es todavía
una chispa que no queda.
Va la luna por el cielo,
testigo de lo que pasa,
borda un velo sobre casa
y humedece con su anhelo.
Nadie escucha su desvelo,
nadie sabe si suspira,
pero el alba, cuando gira,
la retira sin demora,
como un sueño que a deshora
se despide en luz y mira.
