Nocturno de amor
En pálido fulgor la luna llora
su lágrima de luz sobre mi frente,
y el viento entre los árboles implora
tu nombre que me quema dulcemente.
Tus ojos, dos abismos de misterio,
se clavan en mi pecho como espina,
y el eco de tu voz, triste y etéreo,
susurra en mis nostalgias vespertinas.
La noche, en su capricho lacerante,
tejió con su celaje tus reflejos,
y en sombras de caricias deslumbrante,
selló con su perfume mis complejos.
Mas todo se deshace en el olvido,
en lágrimas de un alma moribunda,
y en cada suspiro desvalido
se ahoga mi esperanza errabunda.
Así, mi corazón en la penumbra,
recuerda tu fulgor ya marchitado,
y canta su dolor bajo la umbra
de un beso que en mis labios se ha borrado.
