No te Rindas!
I
No te rindas ante el peso
de la vida y sus reveses,
que aunque mil veces tropieces,
tu valor queda ileso.
Levántate con exceso
de fuerza y determinación,
haz de cada caída un bastión
de tu inquebrantable espíritu.
No seas del destino súbdito,
¡sé dueño de tu ambición!
II
Que no te doblegue el miedo,
ni la injusticia te venza.
Con la frente en alto, piensa
que eres más que un mero enredo
de la suerte. Tu denuedo
es tu escudo y tu bandera.
Aunque la vida te hiera,
tu sangre es fuego que arde.
¡No hay lugar para cobardes
en esta feroz trinchera!
III
Lucha contra la ignorancia,
contra el odio y la mentira.
Que tu verdad sea la pira
que ilumine en la distancia.
No te dejes la arrogancia
de los necios derrotar.
Tu deber es cultivar
la semilla de lo justo,
aunque el camino sea adusto,
¡no dejes de batallar!
IV
Si el mundo te da la espalda
y te niega su clemencia,
haz de tu propia existencia
un monumento de espalda.
Que tu virtud sea guirnalda
en este valle de abrojos.
No cierres jamás los ojos
ante el dolor del hermano.
Extiende siempre tu mano,
mas no te hinques de hinojos.
V
Sé roble en la tempestad,
sé roca contra la marea.
Que tu voluntad se vea
cual faro en la oscuridad.
No aceptes la mediocridad
ni te conformes con poco.
Sé del progreso el foco,
de la justicia el bastión.
¡Haz de tu vida un pregón
de lucha, cuerdo o loco!
