Nessun dorma, nadie duerma,
en la vastedad de esta noche inquieta,
las estrellas susurran secretos al viento,
y la luna, callada, escucha su lamento.
En los rincones del alma hay un fuego,
un clamor de esperanza que nunca se apaga,
un eco profundo que cruza los sueños,
donde la oscuridad no tiene murallas.
Nessun dorma, nadie duerma,
el corazón despierto aún late con fuerza,
la promesa del alba se escribe en el cielo,
y el silencio es testigo de un amor eterno.
Que se rompan las cadenas de la duda,
que la bruma se disipe con la luz del día.
Porque en cada suspiro vive una certeza:
¡La victoria será de quien nunca se rinda!
Nessun dorma, canta la vida,
y el alma espera la hora divina.