Soleares a César Vallejo
I
César, que duele el eco
del grito bajo la piel.
Todo llanto que es silencio
es lágrima de tu sien.
II
Llanura triste y reseca,
solitario caminante,
¿quién se duele en tu palabra
si el cielo nunca se parte?
III
El pan, la mesa vacía,
el techo gris y lejano.
César, todo me recuerda
ese día sin hermano.
IV
Hoy es la tierra un abismo,
su alma sombra en desconcierto.
La lluvia llora tu nombre,
y el viento va sin aliento.
V
Del dolor, hiciste canto,
en su filo fue poesía.
Y en cada verso te siento
como un pulso en agonía.
VI
Nadie nos toma la mano
como en tus versos la pena.
César, entre cielo y barro,
eres el sol que no quema.
VII
Amor y hueso en tu lira,
tu voz arde y se desvela.
Sangra la vida en tus ojos,
en cada verso una vela.
VIII
César, de labios heridos,
de sombras y de silencios,
hoy canta el aire tu nombre
como un río de lamentos.
César Vallejo, con su dolor universal y su amor profundo por la humanidad, parece abrazarnos aún desde sus versos, como un eco eterno de la soledad y la esperanza.