Y canta la musa, y susurra dorada,
y guía los pasos, y arrulla la nada,
y extiende su luz, y enciende los mares,
y brinda sus manos, y entrega cantares.
Dorada en su rayo, dorada en su vuelo,
dorada en la bruma, dorada en el cielo.
Y vibra, y despierta, y teje los sueños,
y forja los hilos del alma pequeños.
La musa me llama, me empuja, me eleva,
me lleva a los bosques, me pierde, me lleva.
Y sigo su canto, su eco, su risa,
y busco su llama que nunca precisa.
Y doran sus ojos la noche sombría,
y doran sus labios la lenta agonía,
y doran su paso las sombras calladas,
y doran el tiempo sus huellas doradas.
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