En la brisa dormida del tiempo,
despierta la rosa su canto.
Un pétalo guarda el silencio,
el otro murmura su encanto.
¿Qué misterio oculta su aroma,
qué versos llora en el rocío?
Es la vida que arde y se esfuma,
un susurro en la voz del vacío.
Sangre y perfume se abrazan,
herida y belleza se enlazan.
Cada espina que clava la piel
es un ruego al cielo infiel.
Oh rosa, espejo del alma,
danza en mi pecho desierto.
Eres la llave y el cerrojo,
la luz y el sueño muerto.
Tu raíz, sedienta de sombra,
hunde en la tierra su duelo.
Pero tu tallo se alza altivo,
ofrendando su fuego al cielo.
Eterna rosa, en tu suspiro,
la muerte encuentra sentido.
Florece, aunque te extingas,
pues en tu fin hay un latido.