Te vi partir y no dijiste nada,
solo el silencio fue nuestra despedida,
llevabas en los ojos la mirada
de quien se va sin rumbo y sin medida.
Quedaron en el aire mil promesas,
las risas que una vez nos abrazaron,
las noches de caricias tan intensas
y todos los “te quiero” que callaron.
El tiempo se llevó lo que era nuestro,
dejando soledad en cada esquina,
la casa es solo un eco gris y muerto,
vacía como un alma que agoniza.
Tal vez un día logre no pensarte,
tal vez el tiempo borre lo vivido,
pero este corazón, al recordarte,
seguirá en el ayer, nunca vencido.