Monsergas sin memorias
En el eco de las salas vacías,
donde el poder se viste de palabras,
se oyen promesas, dulces melodías,
que se pierden en mares de balas.
La retórica danza, juega y se enreda,
mientras el pueblo, cansado, observa,
las mismas historias, la misma vereda,
y el futuro se ahoga en una espera.
Voces que gritan, pero no escuchan,
tejen discursos con hilos de humo,
la verdad se oculta, las sombras se cruzan,
y la esperanza se vuelve un consuelo.
Los rostros sonríen, pero son máscaras,
en la farsa del juego, todos son actores,
con promesas huecas, sus almas son claras,
mientras el hambre se cuela entre flores.
Caminamos en círculos, buscando respuestas,
en un laberinto de espejos rotos,
la política, un teatro de triste orquesta,
donde el cambio se ahoga en sus propios votos.
Hoy seguimos, en la misma historia,
atrapados en un ciclo sin fin,
la monserga política, una triste memoria,
de un sueño marchito, de un porvenir.
