Manantiales de fortaleza
Cuando la sombra enfría mi sendero
y siento que mis pasos se han perdido,
me alumbra aquel lucero tan sincero,
un sueño que aún susurra en mi oído.
El eco del pasado no me asusta,
sus ruinas son lecciones que rescato;
la vida me sorprende y se me ajusta,
me guía con su pulso en cada rato.
La tierra me alimenta con su esencia,
el viento va cantando mi esperanza,
el cielo me recuerda mi presencia,
y el alma siempre busca su balanza.
