Machado va por su vía de paso lento,
lento como el río que nunca termina,
termina en la mar, donde todo culmina,
culmina el sueño en su propio tormento.
Rosalía canta desde el lamento,
lamento que a la noche su voz destina,
destina su verso, como agua divina,
divina tristeza que abraza el viento.
Por su vía va Machado, siempre errante,
errante en los ecos de su memoria,
memoria que vive sin despedida.
Y en su canto está Rosalía amante,
amante del duelo que halla en su historia,
historia de amor que jamás se olvida.