Llamé a tu corazón, y no escuchaste,
En vano lucha el olvido, no se abate.
Tu voz, un eco mudo en mi cabeza,
Mi anhelo, un barco a pique en la bajeza.
Busqué tu luz entre sombras incontables,
Mas tu presencia huyó, insondable.
La noche, un manto helado que me ahoga,
Tu ausencia, un vacío que me despoja.
Como un ave encerrada en su jaula,
Mi alma gime por ti, triste y sola.
Tu imagen, un fantasma que me persigue,
Mi corazón, un eco que no se elige.
Llamé a tu corazón, y no respondiste,
Y el olvido, inútil, pero se resiste .