Cuando llegan Los Ángeles
Cuando llegan los ángeles,
la luz tiñe el cielo,
sus alas murmuran al viento,
y el dolor se vuelve eco.
Las sombras se disipan,
los caminos se iluminan,
el amor florece en cada esquina,
y la esperanza se aproxima.
Los diablos, con su risa amarga,
huyen ante el brillo divino,
pues no hay lugar para su engaño
donde el alma encuentra su destino.
Las lágrimas se convierten en ríos,
que arrastran lo gris hacia el mar,
y en su oleaje, los sueños flotan,
navegando hacia un nuevo hogar.
Cuando llegan los ángeles,
el mundo vuelve a girar,
pues en su abrazo sereno,
la paz vuelve a reinar.
Es que cuando los Ángeles llegan,
Los diablos se alejan.
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Cuando llegan Los Ángeles,
con alas de luz y paz,
los diablos huyen veloces
sin mirar hacia atrás.
La oscuridad se disipa,
el miedo se desvanece,
y en el aire purificado
la esperanza florece.
Porque ante la gracia divina
y el poder del amor,
lo maligno no tiene cabida
ni sombra, ni valor.
Cuando llegan Los Ángeles,
los diablos se van sin más,
dejando tras de sí solo
un mundo de bondad.
Proverbio Egipcio
