Llora hoy la patria mexicana,
pues se ha ido una voz de oro puro,
un maestro del arte del bolero,
que supo llenar de emociones nuestros muros.
Javier Solís, el Rey del Sentimiento,
emprendió su viaje sin retorno,
mas dejó un legado imperecedero
de canciones que la gente añora y torna.
Su voz de terciopelo, plena de pasión,
susurraba al oído versos de amor sincero,
inundando los rincones más profundos
del alma de quienes escuchaban su lamento.
Ya no volveremos a ver su figura gallarda
ni a deleitarnos con su mirada intensa y brillante.
Pero su música, eterna e inmortal, permanecerá,
como bálsamo que cura la herida punzante.
Vuela libre, maestro del bolero y la canción,
tu espíritu vivirá por siempre en nuestros corazones.
Gracias por regalarnos el tesoro de tu voz,
que seguirá resonando en la memoria de la nación.