En el alba de un lunes,
el eco de risas perdidas,
se deslizan las horas,
como el agua entre los dedos.
Martes de promesas,
una hoja que se agita,
en el viento de lo incierto,
los caminos se bifurcan.
Miércoles de sombras,
un café que se enfría,
las palabras no dichas,
se convierten en ausencias.
Jueves de anhelos,
un libro que espera,
sus páginas amarillas,
susurros de otra vida.
Viernes de encuentros,
un abrazo pendiente,
las miradas se cruzan,
y el tiempo se detiene.
Sábado de recuerdos,
un viejo disco suena,
los pasos en la danza,
se marcan en el suelo.
Domingo de descanso,
la luz se despereza,
un instante suspendido,
en el latir de lo eterno.
Y pasan los días,
en un ciclo sin fin,
y en cada instante guardamos,
la esencia de vivir.