En el abismo azul de tu mirar sereno,
donde la luna sueña con su fiel fulgor,
encuentro, dulcemente, un cálido destello,
un eco silencioso de puro resplandor.
La noche se arrodilla al ver tus ojos claros,
las sombras se disuelven bajo su lucir,
y el viento entre los campos murmura encantado,
bebiendo de su brillo un ansia por vivir.
Oh faro que ilumina mi senda callada,
tu luz es un refugio, mi eterno lugar;
sin ella se quebranta mi alma desgarrada,
mas cerca de su llama yo puedo soñar.
Eres la antorcha viva que alumbra mi destino,
la estrella que en la sombra me guía al camino.