Hoy llueve poesía sobre el suelo,
cada gota es un verso que se enreda,
la tarde se disuelve en terciopelo
y el alma, que reposa y no se queda,
renace entre el fulgor de su consuelo.
El cielo, tan callado y tan profundo,
derrama las palabras sin medida,
un canto que atraviesa todo el mundo,
una esperanza antigua y redimida
que brota en este instante moribundo.
Los árboles inclinan su memoria,
las hojas recitan su letanía,
el viento va dictando otra victoria,
la tinta se transforma en profecía
y el tiempo se disfraza de la gloria.