Te busco en la raíz del viento,
en la costura invisible del alba,
donde las sombras hilvanan nombres
y el tiempo se deshace en migajas.
Eras un eco en mi sangre,
un jardín de voces enterradas,
hojas que el otoño susurra
cuando la ausencia desata su marea.
Te fuiste con la última estrella,
con el fulgor tibio de la nostalgia,
pero aquí quedas, trenzada en la brisa,
tejiendo en mi piel tu palabra.