Gracias por escuchar mi confesión,
Y no darme la espalda en mi aflicción.
Tus palabras amables me han aliviado,
Y me han dado esperanza en mi quebranto.
Tus ojos reflejaban comprensión,
Y tu voz calmaba mi turbación.
No me juzgaste ni me condenaste,
Sino que me escuchaste, y eso me bastó.
En tu presencia encontré consuelo,
Un refugio seguro en mi desconsuelo.
Tus palabras curaron mi corazón herido,
Y me dieron fuerzas para seguir mi camino.
Gracias por tu compasión y tu bondad,
Por ser un faro de luz en mi oscuridad.
Tu apoyo incondicional me ha sostenido,
Y me ha ayudado a encontrar mi propio camino.
Ahora sé que no estoy solo en mi lucha,
Que hay personas que se preocupan y escuchan.
Gracias por ser una de ellas,
Y por darme esperanza en mis horas más oscuras.