Al son del río que corre,
se despierta la mañana,
el sol dibuja en el cielo
una sonrisa temprana.
Las flores abren sus ojos,
bailan al viento de mayo,
y las nubes, como niños,
juegan en blanco y en claro.
Canta el campo entre las ramas,
el verde estalla en su canto,
y la tierra, alegre y viva,
se viste de un nuevo encanto.
El riachuelo, en su camino,
lleva risas en su andar,
y los pájaros al viento
danzan libres sin parar.
Corre el día entre colores,
el horizonte se extiende,
y la vida, en mil fulgores,
su alegría nos sorprende.