Grabo tu nombre en la corteza de los árboles,
lo susurro al viento en las tardes de otoño.
Lo escribo en la arena de todas las playas,
y lo busco en las estrellas cada noche.
Guardo tus cartas en una caja de cristal,
junto a las flores secas que me regalaste.
Repito nuestras canciones una y otra vez,
hasta que las palabras se vuelven eco.
Camino por las calles que recorrimos juntos,
buscando tus huellas en cada esquina.
Cierro los ojos y veo tu sonrisa,
guardada en el álbum de mi memoria.
¿Cómo hacer para no olvidarte?
Si cada latido de mi corazón
es un recordatorio de tu existencia,
un eco eterno de nuestro amor.