Que se cante un estribillo,
en los campos y parajes,
en las esquinas del viento,
entre árboles y ramajes.
Resuene el canto tranquilo
entre campos y olivares,
que llegue al alma el suspiro
de la brisa de altamares.
Ondule el ritmo sereno
por valles y por laderas,
que encuentren todos ameno
el eco de sus quimeras.
Que exprese el alma sencilla
del bardo que lo concibe,
y que en cada corazón brille
la luz que en versos revive.