La vida, un viaje de vaivén constante,
A veces bella, cual aurora despuntante,
Mas otras, sombría, un manto que nos cubre,
Pero a través del tiempo, un tesoro se descubre.
La inocencia de un niño, un faro de luz,
Nos guía en la oscuridad, vuelve al revés el capuz,
Su risa, un eco que resuena en el alma,
Renovando la fe, cual vigorosa palma.
Cada experiencia, un escalón hacia arriba,
Nos fortalece, eleva, y nuestra gracia cultiva,
A pesar de las penas, que puedan abatir,
El devenir de la vida, nos ayuda a vivir.
En los momentos de triunfo, y también de pesar,
La inocencia nos sostiene, nos hace prevalecer,
Un faro que brilla, un bálsamo del alma,
Que nos hace libres, y nuestro ser reclama.