En el rincón del huerto, silencioso,
un jazmín se eleva, blanco y suave,
como un suspiro que al viento se grave,
esplendoroso y tenue, caprichoso.
Sus pétalos de nieve, luminoso,
al alba su fragancia dulce es clave,
pero su vida, aunque breve, es grave,
un canto a lo efímero, hermoso.
Oh jazmín, en tu blancura se encierra,
la verdad de que todo es pasajero,
que lo bello en su brevedad se aferra.
No llores por tu destino ligero,
que en su fugaz paso, la vida encierra,
la esencia de lo bello y verdadero.