Amores hay como brisas,
suaves ecos de ternura,
que en la piel dejan susurros
y en el alma una dulzura.
También los hay como fuego,
devorando sin mesura,
quemando besos y sueños,
dejando solo amargura.
Mas los hay como rocío,
que despiertan con la aurora,
nutren flores en silencio
y su luz jamás se apaga.
Amor hay de mil maneras,
unas fieras, otras calmas,
pero el que en verdad perdura
es aquel que la paz nos abra.