Se quiebra el viento en la noche callada,
y en su lamento me nombra el recuerdo,
lágrimas tibias de un sueño que pierdo,
brisa que ahoga mi pena sellada.
Sufre la luna detrás de su velo,
cristal de sombra temblando en su cuna,
y yo, perdido, sin más que fortuna
de amarte en vano, con ansia y desvelo.
Y aunque en la brisa me dejes tu rastro,
sé que tu ausencia me quema la vida,
como un susurro de amor hecho astro.
Porque aunque el alba parezca encendida,
llevo en el pecho la sombra y el lastro
de este querer que no halla salida.