Esta efrasis, un poema en forma de himno o canto a la vida, celebra la vida en toda su plenitud y misterio. A través de una serie de metáforas y descripciones poéticas, se exalta a la vida como la fuerza animadora del universo, la chispa divina que todo lo ilumina y la esencia que fluye en cada ser. Se resalta la complejidad y la sacralidad de la vida, su carácter cíclico y su unidad en la diversidad. El tono es de reverencia, asombro y gratitud ante la grandeza y el misterio de la vida, invitando al lector a honrarla y a encontrar en ella la fuerza para crecer y ser guiado por su amor.