Efrasis a la Vida!
¡Oh, Vida, soplo eterno que animas el universo!
Tú eres la fuerza que mueve las estrellas y los mares,
La esencia que fluye en cada ser, desde el más grande al más diverso,
Manifestándose en mil formas, en miríadas de lugares.
Tú eres la chispa divina que todo lo ilumina,
La energía que vibra en lo más profundo de la materia.
Tú eres la savia que nutre y la llama que fascina,
El hálito sagrado que otorga a cada criatura su propia feria.
En ti se funden la luz y la sombra, el nacimiento y la muerte,
El crecimiento y el declive, la alegría y el dolor.
Tú eres el ciclo que jamás se detiene, la incesante suerte
Que teje el tapiz de la existencia con hilo de colores sin par.
¡Cuán maravillosa y compleja eres, Vida preciosa!
Tus misterios se ocultan en cada rincón del mundo.
Eres la música cósmica, la danza siempre gloriosa
Que celebra la unidad en lo diverso, lo sublime y lo profundo.
Salve, Vida inefable, fuente de todo ser.
Honramos tu grandeza, tu poder y tu esplendor.
Que en tu seno encontremos la fuerza para crecer,
Y que tu abrazo eterno nos guíe con su amor.
Esta efrasis, un poema en forma de himno o canto a la vida, celebra la vida en toda su plenitud y misterio. A través de una serie de metáforas y descripciones poéticas, se exalta a la vida como la fuerza animadora del universo, la chispa divina que todo lo ilumina y la esencia que fluye en cada ser. Se resalta la complejidad y la sacralidad de la vida, su carácter cíclico y su unidad en la diversidad. El tono es de reverencia, asombro y gratitud ante la grandeza y el misterio de la vida, invitando al lector a honrarla y a encontrar en ella la fuerza para crecer y ser guiado por su amor.
