Hoy se alza su nombre como estandarte,
como eco de patria en el viento,
como un juramento grabado en la historia
con tinta de lucha y de fuego.
Francisco del Rosario Sánchez,
hombre de verbo y acción,
forjador de sueños justos,
centinela de la nación.
No temblaron sus pasos firmes
cuando el deber lo llamó,
ni el filo de la traición
doblegó su corazón.
«Dios, Patria y Libertad»,
clamó con voz encendida,
y su grito aún resuena
en la tierra redimida.
Hoy su legado nos guía,
hoy su ejemplo nos alienta,
porque en la sangre del pueblo
su valentía es bandera.