Caricamento in corso...
ElidethAbreu

Corona de Sonetos a la Madre

 
 
1. La semilla del alba
 
En el brotar humilde está la vida,
el canto que se eleva desde el suelo,
la brisa que desnuda todo anhelo,
y el eco de la noche adormecida.
 
Es fértil el rincón donde se anida
la esencia que se alza hacia el consuelo,
un fuego que amanece puro y pleno,
la chispa de una luz nunca extinguida.
 
Es madre la raíz de todo encanto,
la lluvia que acaricia y da sentido,
el grano que germina entre el quebranto.
 
Y en su latir el mundo es redimido,
un pulso que transforma todo llanto:
El pulso que transforma todo llanto.
 
2. El pulso que transforma todo llanto
 
La savia que renueva la esperanza,
el cauce que remonta el viejo río,
la calma que despeja el desvarío,
un sueño que jamás el tiempo alcanza.
 
En madre la verdad se nos abalanza,
la aurora que nos guía sin desvío,
la fuerza que sostiene el desafío
y el verbo que florece en la confianza.
 
Si un día nos perdemos en la nada,
su voz será el refugio de la pena,
el faro que ilumina la alborada.
 
Y así, su llama fiel nunca se apena:
El faro que ilumina la alborada.
 
3. El faro que ilumina la alborada
 
Es madre quien alumbra el horizonte,
quien canta las estrellas al destino,
quien teje con su amor el fino lino
que abriga los latidos de su monte.
 
Su risa es un arroyo que desborde
la piedra donde nace el agua pura,
y aunque la tempestad siempre perdure,
su abrazo será el puerto donde ahonde.
 
A su calor se rinde hasta el invierno,
la sombra se disuelve en sus cadenas,
y el alma encuentra en ella su gobierno.
 
Es luz que nunca cede a las arenas:
Y el alma encuentra en ella su gobierno.
 
4. Y el alma encuentra en ella su gobierno
 
En madre está la ley de lo sagrado,
el pacto silencioso de lo eterno,
un fuego que ilumina el hondo invierno,
el soplo del espíritu callado.
 
Es madre el dulce eco del pasado,
el faro que se alza en el infierno,
el fruto que alimenta al ser moderno,
la huella que no borra el tiempo airado.
 
Sus manos son la cura del quebranto,
la historia que jamás será olvidada,
la lágrima que alivia todo encanto.
 
Es madre la verdad siempre callada:
La lágrima que alivia todo encanto.
 
5. La lágrima que alivia todo encanto
 
Es madre la raíz de la belleza,
el árbol que sostiene el firmamento,
la flor que se abre al viento en un momento,
la calma que se esconde en la tristeza.
 
En madre el corazón jamás tropieza,
el tiempo se detiene en su sustento,
y el alma se serena en su lamento,
hallando en su bondad la fortaleza.
 
Es madre la oración que no se olvida,
la fuerza que da vida al caminante,
el puente que conduce a nueva vida.
 
Y en su mirar se encuentra lo constante:
El puente que conduce a nueva vida.
 
6. El puente que conduce a nueva vida
 
Es madre quien alienta cada paso,
quien lleva en sus entrañas un abrazo,
quien siembra con su amor la tierra herida,
y alienta lo que el mundo ha dado en plazo.
 
Su nombre es una llama, un fiel arrullo,
un eco que no calla en el vacío,
un cielo que consuela en el rocío,
un canto que perdura entre lo suyo.
 
De madre es el suspiro que redime,
el llanto que la ausencia vuelve aroma,
la senda donde el tiempo no reprime.
 
Y en su latir la eternidad se toma:
La senda donde el tiempo no reprime.
 
7. La senda donde el tiempo no reprime
 
A madre se le debe todo cielo,
la brisa que acaricia cada grano,
la sombra que se tiende como mano
y el río que se entrega sin recelo.
 
Es madre la virtud sin paralelo,
la llama que ilumina lo lejano,
el verso que se escribe soberano
y el bálsamo que calma todo duelo.
 
Es madre la verdad que nos sostiene,
el cauce que nos lleva a la victoria,
la fuerza que nos nutre y nos contiene.
 
Y en su mirar se encuentra nuestra historia:
La fuerza que nos nutre y nos contiene.
 
8. La fuerza que nos nutre y nos contiene
 
Es madre la razón de lo infinito,
el canto que despierta lo dormido,
la voz que susurra lo perdido,
el alma que repara todo mito.
 
En madre el corazón nunca está en rito,
la fe se vuelve luz, amor vivido,
y todo lo que toca es encendido,
pues su bondad es fuego, fiel y escrito.
 
Si el mundo alguna vez perdiera rumbo,
su rostro será mapa y eslabón,
y en ella el universo será un mundo.
 
Es madre la primera gran canción:
Y en ella el universo será un mundo.
 
15. Madre
 
Y en ella el universo será un mundo,
un centro donde todo cobra vida,
su esencia nunca será dividida,
ni el tiempo logrará borrar su rumbo.
 
Es madre el eje puro y más profundo,
el ciclo donde nada se termina,
la llama que en el alma se origina,
y el punto donde todo es más fecundo.
 
En madre todo nace, todo es canto,
la lluvia y el camino en armonía,
la luz que en la tormenta es un quebranto.
 
Por ella la verdad se torna guía,
por madre la existencia pierde espanto:
En el brotar humilde está la vida.

Altre opere di ElidethAbreu...



Alto