Somos polvo en el viento,
huellas fugaces que se borran solas,
raíz en movimiento;
la vida nos enrola,
paso breve entre estrellas y amapolas.
Llevamos mil caminos,
sendas sin nombre que el tiempo destierra,
rastros ya sin destino;
y el sol que nos encierra
es testigo de un mundo que se aferra.
En sombras y en auroras,
somos canto perdido en lejanía,
como un eco que llora
la esencia de su día,
presagio de una historia que se enfría.
Mas brota en nuestra calma
la llama tenue que el tiempo rescata;
luz, suspiro y un alma
que en su amor se desata,
semilla de un recuerdo que nos ata.