Este poema emplea una serie de símiles y metáforas para expresar la fugacidad y ligereza del paso de alguien por la vida del yo poético. Cada imagen - la brisa, la espuma, la nube, el arroyo - transmite la misma sensación: una presencia efímera, sin profundidad ni permanencia.
Los versos destacan lo efímero, transitorio e intrascendente de esa conexión, como si nunca hubiera existido realmente. Frases como "sin dejar más huella", "sin que tu ausencia mi alma lamentara" o "sin que tu imagen quedara en mi anhelo" subrayan esta idea de la falta de impacto duradero.
En general, el poema evoca una profunda indiferencia y falta de conexión emocional, donde la presencia de esa persona fue tan ligera y momentánea como los elementos naturales con los que se le compara. Transmite una sensación de vacío y desolación ante la ausencia de un vínculo significativo.