En el corazón del mundo
donde la tierra canta,
los ríos llevan sueños
y el viento, esperanzas.
Caminan hombres sencillos
con manos de barro y sol,
tejiendo con sus miradas
el futuro y el amor.
La luna se inclina suave
sobre el campo dormido,
como una madre que vela
los sueños de sus hijos.
Y en cada hoja que cae,
en cada estrella que arde,
hay un canto de vida
que nunca se parte.
La tierra es un poema
escrito con sudor y fe,
un canto que nunca acaba,
un amanecer de pie.