Qué placer reproducir una planta,
Verla germinar en primavera,
Sus hojas verdes, un lienzo que encanta,
Y sus flores, un aroma que alegra.
Sembrar una semilla, un acto de fe,
Nutrirla con amor y esmero,
Verla crecer, un milagro que se ve,
Y florecer, un espectáculo sincero.
Es un proceso lleno de emoción,
De esperanza y de renovación,
El ciclo de la vida, una bendición,
Que nos regala belleza y satisfacción.
Cada flor que brota, un triunfo del ser,
Una muestra del poder de la naturaleza,
Un recordatorio de que la vida es un ayer,
Y un mañana lleno de promesas y certezas.
Desde ya, cultivemos plantas con fervor,
Y disfrutemos de su belleza y su flor,
Porque en su reproducción hay un gran valor,
Que nos conecta con la tierra y el amor.