Blade Runner en mi alma
Noche cerrada, sombra eterna,
como en un sueño de neón y niebla.
Camino la ciudad, camino mi vida,
un reflejo difuso en cada esquina.
Harrison Ford, juventud y cine,
una historia tejida en márgenes frágiles.
Relato difícil, bruma en mis ojos,
un eco lejano de mis despojos.
El pasado despierta, nunca descansa,
lo diseccionamos en cada balanza.
Horas, minutos, fugaces segundos,
espejos que tiemblan en todos los mundos.
Blade Runner respira, piensa y contempla,
filosofía en sombras, estética inmensa.
Imagen y eco de un ayer incierto,
de un futuro escrito en renglones muertos.
Cada vez que la miro, más me descubro,
más me comprendo en un caos absurdo.
Un mundo insensato, una luz titilante,
que es el mío, que es el tuyo,
un laberinto sin un futuro.
Pasado que arde, presente que sangra,
futuro que huye y nunca descansa.
No hay un final, solo la duda,
la eterna pregunta de nuestra ruta.
