Basta ya de monsergas.
Palabras vacías, promesas huecas,
Un coro de gritos sin sentido.
La política, una danza de egos,
Mientras el pueblo sigue sufriendo.
Discursos altisonantes y vacíos,
Promesas que se desvanecen en el viento.
Divididos en bandos, nos olvidamos
Del bien común, nuestro verdadero sustento.
¿Cuándo aprenderemos que el cambio real
No viene de la boca, sino del corazón?
Que la verdadera fuerza está en unirnos,
No en esta eterna, estéril confrontación.
Basta de la monserga, basta de las mentiras,
Alcemos la voz por la justicia y la igualdad.
Busquemos soluciones, no culpas ni reproches,
Y así, juntos, lograremos la verdadera libertad.
