Nace del mutismo del mundo un pétalo,
frágil, húmedo, efímero destello,
retrato vivo del Creador, reflejo
de la divina esencia, don precario.
El viento roza su ser, leve y ligero,
hilando sueños en su trémula danza,
eco del alma celestial, añoranza
de la eternidad, fugaz y pasajero.
Cada gota, un universo agonizante,
prisionero del tiempo que lo devora,
donde el silencio reina, agonizante,
y la existencia llora y se demora.
Nace del mutismo del mundo un pétalo,
frágil, húmedo, efímero destello.