I
Camino sin huella, sin sombra adelante,
la ausencia del porvenir me envuelve en su paz;
se quiebra el mañana en su eco distante,
y el reloj se detiene sin mirar atrás.
II
No hay pasos por dar, ni senda esperada,
solo el viento frío de un tiempo que fue;
el porvenir es silencio, la nada callada,
es un sueño roto que nunca alcancé.
III
La luz que miraba buscando destino
se apaga despacio, sin rumbo que hallar;
y yo, en este ahora tan solo y tan fino,
me hundo en el instante sin nada que dar.
IV
La ausencia del porvenir, un cielo vacío,
una puerta cerrada, un fin sin abrir;
es la espera vana de un río sin río,
es tiempo sin vida, es pulso sin latir.
V
No hay más horizonte, ni sueño posible,
ni huellas marcadas que puedan seguir;
el porvenir ausente es verdad intangible,
es solo el reflejo de un lento morir.
VI
Mas en este abismo, sin próximo paso,
yo encuentro en la nada un nuevo lugar;
pues tal vez el porvenir, en su gris ocaso,
nos dice que el hoy es todo el azar.