Anécdota del Árbol
En un valle de sueños nacientes,
donde el sol besa la tierra suave,
un joven buscaba en sus adentros
la chispa que al alma enciende y sabe.
Caminaba entre sombras de dudas,
como un río que anhela su mar.
Sus pasos eran ecos de anhelos,
esperanzas que el viento quiere llevar.
De repente, un árbol se alzó majestuoso,
con hojas que susurraban secretos.
El joven se detuvo, asombrado,
como barco que encuentra su puerto.
“Escucha”, decía el árbol sabio,
“tu fuerza reside en lo que amas.
Las raíces profundas te sostienen,
y las estrellas son tu mapa.”
El joven sintió en su pecho un fuego,
una llama que nunca se apaga.
Entendió que su camino era único,
y que el amor es la brújula que guía y halaga.
Con renovada visión, prosiguió su jornada,
dejando atrás el miedo y la pena.
Porque en el viaje de la vida,
la fe y el amor son la verdadera escena.
