Este poema presenta la idea de que el amor es como un rocío que cae por igual sobre las ortigas y los lirios, sin hacer distinciones entre la dicha y el dolor, la riqueza y la pobreza. El amor, en su infinita bondad, abarca a todos los seres, sin juzgar ni excluir a nadie. Es una fuerza que consuela, que da esperanza y que envuelve a la humanidad en su manto de paz. A través de una estructura de cuatro cuartetos, el poeta explora la naturaleza universal e inclusiva del amor, resaltando su capacidad de alcanzar a todos por igual, sin importar sus circunstancias. La metáfora del rocío que cae sobre toda clase de plantas simboliza la forma en que el amor se derrama sobre la humanidad, sin distinción alguna.