En el vasto océano de la existencia,
donde las olas del tiempo van y vienen,
se alza una verdad de sublime presencia,
solo hay una felicidad, sin freno ni desdenes.
En el abrazo cálido de un corazón sincero,
en la mirada que refleja la luz del alma,
se encuentra el tesoro más verdadero,
el amor que nos envuelve, que nos calma.
Amar y ser amado, dos caras de una moneda,
un baile eterno de dar y recibir,
en cada gesto, en cada palabra, se enreda,
la esencia misma de lo que nos hace vivir.
En el eco de un susurro, en la caricia suave,
se revela la magia de un amor compartido,
una melodía que en el alma se grave,
un lazo eterno que nunca será olvidado.
Solo hay una felicidad en la vida, es cierto,
amar y ser amado, en un ciclo sin final,
en cada latido, en cada aliento, en cada puerto,
encontramos la esencia de un amor celestial.