Las hojas secas..., ¿vuelan o se c…

Alguien exprimió un zumo de fruta negra en mi alma: Quedé amarga y sombría como niebla y retama. Nadie toque mi pan,

Salí de ti hacia la madrugada. Se… Salí de ti. El cielo era tan gran…

Eras frágil como la caña ya cascada; débil como la mecha que aún humea. Por encima de los días, meses, años –y un solo gris infinito– que han pasado sobre tu recuerdo, no me queda de ti...

Porque me amas más por mi arcilla que por mi flor; porque más pronto hallo tu brazo cuando desfallezco que cuando me levanto; porque sigues mis ojos a donde nadie se atrevió a seguirlos...

Dichoso tú, que no tienes el amor… Dichoso tú, que puedes encerrar tu…

Selva de mi silencio, apretada de olor, fría de menta. Selva de mi silencio, en ti se mel… todas las hachas; se despuntan todas las flechas;

Sed tienes. Y ahora, aunque arrancáramos todos los ríos de su entraña y los allegáramos trémulos, palpitantes, a tu boca, tu sed seguiría flotando por encima de las aguas en tumulto, im...

De amar mucho tienes la palabra qu… De amar mucho dejas amor en torno…

Con mi cuerpo y con mi alma he pod… Mi alma era rebelde y, como los do… Pero la hice al fin saltar aros de… Mi cuerpo fue más dócil. En reali… No acerté a hacerlo; pero ahora, e…

Más allá de tu nombre y de mi nomb… qué será este esperar sin esperanz…

Es inútil querer dar un cauce a mi…

Señor mío: Tú me diste estos ojos… Rey jurado de mi primera fe: Tú m… Dulzura de mi ardua dulzura: Tú m… Soplo de mi barro: Tú me diste es…

Cuando la ola viene impetuosa sobr…